DECLARACIÓN DE PAN Y ROSAS ANTE EL XXII ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES

Ellas y Nosotras

Una vez más, como desde hace 22 años, somos miles las que nos reunimos en el Encuentro Nacional de Mujeres. Pero este año, con la particularidad de que el encuentro se desarrolla quince días antes de las elecciones nacionales. Y no sólo eso, sino que, esta vez, las principales candidatas a la presidencia son mujeres. Hay quienes creen que el hecho de que las mujeres accedan a estos puestos de poder, significa un paso en la conquista de nuestros derechos, pero ¿es éste "el siglo de las mujeres" como dice Cristina Kirchner?

Desde que inició la campaña electoral, Kirchner no se cansó de decirnos que "la profundización del cambio viene de la mano de una mujer". Pero a pesar de la "presencia femenina" en este gobierno, la realidad ha demostrado, como si hiciera falta, que el "género" no es garantía de nada. No sólo asistimos a los enredos de los casos de corrupción donde las involucradas fueron altas funcionarias –la bolsa de Felisa Miceli en el baño del Ministerio de Economía, los gastos exorbitantes de Romina Picolotti en la Secretaría de Medio Ambiente o las sospechas de tráfico de armas de la ministra del Interior Nilda Garré-, sino que, además, en los últimos meses, hemos visto a la propia Cristina mostrando -cada vez con menos tapujos- su política pro-empresarial. De gira por Europa, reuniéndose con las empresas multinacionales para asegurarles las mejores condiciones para enriquecerse en nuestro país; viajando a EE.UU. para sumarse a la cruzada imperialista contra Irán o prometiendo el pago de 6.500 millones de dólares al Club de París, Cristina no hace más que mostrarnos que lo que en verdad se profundizará con su gobierno no es ningún "cambio", sino el beneficio de ganancias exorbitantes para los empresarios... tarea que ya había iniciado su marido, todavía en el gobierno.

Si durante el gobierno de Kirchner las 500 empresas más grandes aumentaron sus ganancias en un 100%, mientras el poder adquisitivo promedio de la clase trabajadora se mantuvo aún por debajo de los niveles previos a la devaluación; ahora la candidata por el oficialismo viene anunciando –como lo hizo en el encuentro de IDEA que nuclea a las empresas más grandes del país-, que "el rol de los empresarios es fundamental para reconstruir el capitalismo". Los llama a invertir en el país, y a cambio les promete las mejores condiciones para hacer sus negocios: aumento de tarifas, enormes subsidios a las empresas de transporte, eliminación de la doble indemnización, índices de precios dibujados a su antojo para mantener los salarios bajos...

Pero Cristina sabe que para sostener este modelo, no puede dejar de apoyarse en un actor fundamental: la burocracia sindical. Sin la "ayuda inestimable" de los burócratas sindicales no podría "mantener a raya" al movimiento obrero. Por eso promete "gobernabilidad" bajo un pacto social, donde además de los empresarios, haya "sindicatos fuertes"... para la traición y la entrega, "fuertes" –claro está- para negociar los topes salariales con la patronal y el gobierno, para contener y boicotear cualquier proceso de lucha, para entregar a las trabajadores y trabajadoras a las condiciones de miseria y explotación que la candidata nos augura que van a profundizarse. Y para este pacto social, Néstor Kirchner ya le viene preparando el terreno. Este gobierno, que se dijo "de los derechos humanos", votó hace unos meses la ley antiterrorista, ya eliminó la doble indemnización, pero además viene atacando, persiguiendo y reprimiendo a las trabajadoras y trabajadores que salen a enfrentarlo. Desde principios de año, las docentes de Santa Cruz salieron a las calles a luchar por un salario acorde a la canasta básica familiar y el blanqueo de las sumas en negro que forman su salario. La respuesta fue la militarización de la provincia del matrimonio K; docentes de Neuquén siguieron el mismo camino y la respuesta fue la represión y el asesinato del maestro Carlos Fuentealba; trabajadoras y trabajadores del Hospital Francés enfrentaron el vaciamiento y les enviaron la gendarmería; en el INDEC, las trabajadoras y trabajadores estatales se opusieron a los índices retoKados y fueron reprimidos por la infantería; el Cuerpo de Delegados del Subte denuncia los enormes peligros que corren los pasajeros por la falta de mantenimiento de los trenes que no realiza la empresa Metrovías, y el gobierno –con la complicidad de la burocracia de la UTA- los acusa de "vándalos" y amenaza con sanciones y despidos.

Pero no sólo cada vez nos atacan más cuando salimos a luchar, sino que además, bajo este gobierno continúa la impunidad. Hace un año, en el Encuentro Nacional de Mujeres que realizamos en Jujuy, exigimos la aparición con vida de Jorge Julio López, que hacía un mes que había desaparecido, después de testificar contra el genocida Etchecolatz. Lamentablemente, en este Encuentro Nacional de Mujeres en Córdoba debemos levantar el mismo reclamo. Pasó ¡un año! y este gobierno no ha hecho nada para encontrar a los responsables... mientras el 95% de los represores de la dictadura militar sigue impune. Es que es este mismo Estado de los capitalistas, con el gobierno de turno que sea, el que necesita de las fuerzas represivas para atacar y reprimir a la clase trabajadora que sale a luchar y a todas y todos los que exigimos nuestros derechos.

Por eso, en este Encuentro, a un año de la desaparición de López, las mujeres luchadoras debemos sumarnos y doblegar nuestras fuerzas para exigirle al gobierno su aparición con vida y el castigo inmediato a los responsables.

Si desde que asumió Kirchner denunciamos su doble disKurso, hoy tenemos que decir que Cristina se pronuncia sin ambigüedades... en contra de nuestros derechos. Sumado a su perfil empresarial, también se muestra abiertamente en contra del derecho al aborto, anunciando que "no está aún en la agenda política de la Argentina como tema de debate". Su compañero de fórmula, Julio Cobos, el radical K que se candidatea a vicepresidente, aliado de la Iglesia y partidario de "la mano dura", también ha declarado que "por convicción humana y religiosa, estoy en contra del aborto". El actual gobierno, aunque con algunos funcionarios que se pronunciaron en algún momento a favor de la despenalización, no ha hecho nada para evitar las más de 400 muertes por año que causan los abortos clandestinos. Cristina pretende continuar con la misma tónica. La candidata, además de hacer campaña electoral con los empresarios, se toma su tiempo para reunirse con los obispos, como hace muy pocas semanas, cuando asistió a la inauguración de las obras de restauración en la basílica de Luján.

Pero la oposición es más de lo mismo. Otra de las candidatas, Elisa Carrió, que pretende mostrarse como una alternativa es, en realidad, otra defensora de los sectores económicos más concentrados. Indignada con el actual gobierno, sostuvo que su política será "dejar en paz al campo", ya que le parecen exageradas las retenciones que se le aplican a los multimillonarios oligarcas de la Sociedad Rural. Pero por lo que no se indigna Carrió es por las grandes riquezas que concentra este sector, que además es uno de los responsables de la creciente inflación, mientras los pueblos originarios de su Chaco natal son diezmados por la desnutrición, por poner sólo un desgraciado ejemplo. Tampoco se indigna con la desaparición de López. Más bien, afirma que "tiene que haber un nuevo trato con los militares", propiciando la reconciliación con los milicos genocidas, bajo el "manto piadoso" que quiere imponer su amigo, el cardenal Bergoglio. Como fiel vocera de los intereses más retrógrados y reaccionarios de la Iglesia, no sólo se pronuncia en contra del derecho al aborto, sino que además ¡se opone a la ligadura de trompas!

También están los que nos quieren presentar a Gabriela Michetti, la vicejefa del gobierno macrista de la Ciudad de Buenos Aires, como una cándida señora ajena a la política. Ella dice que "en política, las mujeres somos más sensibles que los hombres", pero lo que calla es que no nació a la política de la mano del derechista Macri, sino que fue funcionaria del Ministerio de Economía durante las gestiones de Domingo Cavallo y Roque Fernández, y trabajó para el BID y el Banco Mundial en el 2002. En las últimas semanas, diputados del PRO presentaron un proyecto de ley para impedir cualquier mínimo avance del derecho al aborto, proponiendo que se les impida interrumpir su embarazo forzoso incluso a las mujeres víctimas de violaciones.

¡Que sean mujeres no nos garantiza nada! Tanto oficialistas como opositoras son variantes de este régimen que somete a la explotación y opresión a millones de trabajadoras y trabajadores. Mientras ellas tienen sus partidos para hacer política a favor de los centros de poder financieros y el imperialismo, de reconciliación con los genocidas y de propiciar mayor injerencia de la Iglesia en el Estado y nuestras vidas, somos las mujeres trabajadoras y de los sectores populares las que sufrimos con jornadas laborales extenuantes, con salarios miserables, somos nosotras las que padecemos la precarización laboral y el trabajo en negro, las que sostenemos hogares milagrosamente con subsidios miserables, las que morimos por abortos clandestinos.

Mientras nos quieren hacer creer que éste es "el siglo de las mujeres", más del 54% de las mujeres que trabajan lo hacen en negro, lo que significa un gran "ahorro" para los empresarios y más penurias para nosotras. Además de los bajos salarios, nos privan de seguro por accidentes laborales, obra social y aportes a la jubilación, además de no cobrar aguinaldo y vacaciones, ni indemnización en caso de despido, ni hablar de licencias por maternidad. Ni siquiera las trabajadoras efectivas cuentan, en su mayoría, con guarderías gratuitas para sus hijas e hijos. Además, las mujeres seguimos cobrando salarios que son un 32% menores que los salarios de los trabajadores varones. Y a pesar de ello, también aumentó la desocupación de las mujeres, mientras crece la proporción de mujeres jefas de hogar, ¡un promedio del 30% de los hogares del país están sostenidos por mujeres!

Y a todo esto hay que sumarle que somos quienes cargamos con las responsabilidades del trabajo doméstico en un 99% de los casos, un trabajo no remunerado que suma más horas a nuestras extensas jornadas laborales, y más "ahorro" para los empresarios.

Y somos nosotras, también, las que sufrimos las consecuencias del aborto clandestino. Más de 400 mujeres mueren por año, y otras miles sufren perforaciones uterinas, esterilidad de por vida, u otros problemas de salud. Además, en los últimos años, han aumentado los casos de secuestros de mujeres jóvenes y adolescentes que son ingresadas en las redes de prostitución o son vendidas a otros países, con la complicidad de las fuerzas policiales, jueces y funcionarios políticos.

Mientras mujeres como Cristina Fernández de Kirchner, Elisa Carrió o Gabriela Michetti hacen política a favor de la clase dominante, nosotras debemos organizarnos y poner en pie un movimiento por los derechos de las mujeres trabajadoras y el derecho al aborto, que luche con independencia de la Iglesia, el Estado y los partidos del régimen. Para pelear por igual salario a igual trabajo, guarderías gratuitas en los lugares de trabajo y estudio, por el derecho a la maternidad, a los anticonceptivos gratuitos, la educación sexual y el derecho al aborto libre, seguro y gratuito, para acabar con las redes de prostitución y la violencia contra las mujeres.

Y así como es muy importante que las mujeres nos organicemos para luchar por nuestros derechos, también creemos que en este camino debemos unirnos con nuestros compañeros trabajadores. Durante este año, vimos cómo muchos sectores de trabajadoras y trabajadores salieron a enfrentarse con el gobierno, la patronal y la burocracia sindical. Tal es el caso de las fileteras y fileteros del puerto de Mar del Plata, los obreros textiles de Mafissa, los jóvenes trabajadores del Lavadero Virasoro en Rosario, o los trabajadores de la pesca de Puerto Deseado. Estos son algunos ejemplos de una nueva generación de trabajadores y trabajadoras combativos, que nos muestran que el mundo obrero comienza a rebelarse.

Y nuestra lucha va de la mano de ésta, por eso creemos que debemos prepararnos para enfrentar juntos y golpear con un solo puño a quienes insisten en mantenernos en la explotación y la opresión. Sería un gran salto en la organización de la clase trabajadora que estos sectores que despiertan a la vida sindical y política, desde las comisiones internas y cuerpos de delegados combativos tomen en sus manos, también, la lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras. Las mujeres recientemente electas delegadas del Laboratorio Fresenius – Planta Pilar –la única comisión interna íntegramente compuesta por mujeres entre las plantas fabriles de la zona de mayor concentración industrial del país- son un ejemplo en este sentido. Ellas participarán de este Encuentro Nacional de Mujeres por primera vez, trayendo su propuesta de que las trabajadoras se organicen también para luchar por sus propios derechos, por eso Pan y Rosas tiene el orgullo de acompañarlas y marchar con ellas en este encuentro.

En este Encuentro Nacional de Mujeres, hacemos un llamado a todas las organizaciones políticas y sociales, de trabajadores, de estudiantes, y a todas aquellas mujeres que compartan esta perspectiva a unir nuestras fuerzas para pelear porque PONGAMOS EN PIE UN GRAN MOVIMIENTO DE LUCHA POR EL DERECHO AL ABORTO Y POR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES TRABAJADORAS.


ELECCIONES: Apoyamos al Frente de Izquierda y los Trabajadores Socialistas

Ellas tienen sus partidos para hacer su política a favor de los centros de poder financieros y el imperialismo, de la reconciliación con los genocidas y de la mayor injerencia de la Iglesia en el Estado. Las mujeres trabajadoras y de los sectores populares no podemos apoyar a estas candidatas ni sus partidos, tenemos que poner en pie, junto a nuestros compañeros, un partido de la clase trabajadora. Por eso, en estas elecciones, Pan y Rosas llama a apoyar al Frente de Izquierda y los Trabajadores Socialistas (PTS – MAS – Izquierda Socialista) cuya fórmula presidencial, encabezada por José Montes –obrero del Astillero Río Santiago y dirigente nacional del PTS- y sus listas integradas por trabajadores y trabajadoras, se propone difundir la idea de la necesidad de nuestra independencia política como clase trabajadora.

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