Sexualidad, liberación y nuestros derechos.
¿Cómo vivimos la sexualidad las mujeres jóvenes?
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María Rojas
Para hablar de la sexualidad hoy, tenemos en mente rápidamente algunas cuestiones: cuerpos, riesgos, placer, etc. Ya no va más el sexo exclusivo al interior del matrimonio, el sexo como algo intocable y la virginidad odiosa antes de casarse. Hoy las relaciones sexuales son mucho más libres, improvisadas, efímeras. Y aunque cualquier especialista en sexualidad hoy podría decir que las mujeres jóvenes y adolescentes tenemos derecho a decidir, hacernos cargo, experimentar, lo cierto es que aún hay situaciones en que seguimos sometidas a decisiones de otros. Basta hablar del embarazo adolescente, de la "primera vez" forzada y del pololeo violento. Basta hablar de la discriminación a las niñas y mujeres lesbianas y de la dificultad para poder asumirse homosexual en una sociedad que te trata de enferma o animal. Y aunque las mujeres jóvenes podemos hoy tener mayor libertad para tener situaciones que den espacio a relaciones sexuales y poder relacionarnos de más igual a igual, eso no excluye que muchas sigan teniendo que quedar embarazadas para saber que podía suceder de esa forma, tengan que infectarse de algo, para entender que no hay medios anticonceptivos y de protección a disposición y tengan que abortar con algún método desagradable para desviar un camino que se convierte en inevitable para las mujeres en ese momento. El sexo se vuelve algo a que nos siguen privando.
Contar a los padres sobre las relaciones sexuales es algo que se hace muy difícil, si no tienes la suerte de tener padres comprensivos, te callas situaciones que después tienes que asumir. Los padres que escuchan muchas veces no entienden a sus hijos, pero ellos estuvieron en la misma situación a su edad, en otras épocas, pero de mismo descubrimiento de la vida. Aunque nunca es lo mismo y los tiempos cambian, lo que antes se hacía a escondidas hoy se muestra más. Hoy la familia y cómo se entiende ha cambiado mucho, está en crisis pero no es para todos igual. Otras mujeres jóvenes, empiezan de manera degradante su sexualidad, con traumas, por situaciones poco creíbles porque parecen de años de horror, pero que conocemos y que todos callamos.
Tantas situaciones difíciles se quedan en silencio. Porque claro, todos hablamos de sexo, ya nadie lo niega, pero hablamos realmente de todo lo que sucede? O se habla de lo que más ofrece placer solamente?
Creemos que la sexualidad no es vivida por todos igual, claro, depende del medio en que se forman las personas, las creencias que los rigen y las experiencias, pero a todos nos oprimen las ideas de la Iglesia y ciertos parámetros, muchas veces generacionales, como los valores de nuestros padres, los profesores, los colegios, etc. que son valores de una sociedad determinada. Podríamos decir que desde los 70` al menos, las cosas han sido diferentes. Pero aunque esto pueda ser algo standard y hoy los jóvenes vivamos la sexualidad más abierta, el número de embarazos adolescentes parece indicar claramente que el lugar de origen sí importa en la vivencia de ciertas experiencias.
Así no lo cree María de los Ángeles Fernández, que cree que "El embarazo adolescente en los sectores más privados de recursos se relaciona con un modo de las niñas por adquirir una identidad, de ser visualizada, ser parte de algo y con ello se expone a salir del sistema educativo, pero la soledad de esas niñitas es la misma que las de Vitacura." ("Los padres enfrentan..." 8 de enero, Punto Mujer, EMOL). Estas palabras, que parecen reducir todo al mero deseo de las niñas de sentirse queridas, no revela que de partida la educación sexual, que no sólo viene de los colegios, es diferente, mucha veces no está y el silencio es un tipo corriente de educación sexual. Los padres educan a sus hijos con la idea de que deben impedir que sus hijos se equivoquen, pero los medios más recurrentes para impedirlo son castigar, conversar, aconsejar, silenciar. Pero sirve realmente por sí misma una conversación, sin alguna medida de protección real para evitar un embarazo? Es verdad que una píldora no soluciona nada o no se recurre a otras cuestiones? Basta realmente con buena comunicación para evitar toda una opresión social encima y situaciones que van más allá de nuestras decisiones?
Cuando decimos que el lugar de origen y clase social sí importa, queremos decir que si bien la mala educación sexual es un problema de todos, y la represión sexual está a la orden del día, aunque haya muchas mujeres desnudas en la TV, concretamente el acceso a medidas reales de prevención y de poder evitar situaciones forzadas y riesgosas, de poder vivir realmente libremente nuestra sexualidad son muy difíciles y más aun cuando lo que abunda no son buenos consejos para vivir nuestra sexualidad, ni mucho menos buenas situaciones vida, sino situaciones de violencia machista, de pobreza, de no poder decidir por nuestros cuerpos ni a lo que tenemos acceso. Entonces acaso, no es importante una píldora para evitar un embarazo no deseado, cuando ya no pudimos impedirlo de otro modo? No es importante terminar con un embarazo cuando tenerlo implica esclavizarse y caer aun más en la miseria? No es verdad que la opresión cambia dependiendo de tu libertad económica?
Las mujeres trabajadoras ganamos de sueldo en promedio un 30% más bajo que el de los hombres, por el mismo trabajo, no tenemos derecho al acceso a anticonceptivos si somos menores edad, y la píldora del día después ya no está más a nuestra disposición porque la derecha y la Iglesia lo quisieron. La Concertación y Bachelet nada tienen para ofrecernos y todo lo que pasa lo avalan. Esta realidad nos espera a miles de mujeres jóvenes trabajadoras, futuras trabajadoras y las que vivimos pobremente.
En esta sociedad de las contradicciones del "trabaja, libérate, independízate", pero al mismo tiempo "no pidas más, o te vas; es lo que se paga", "desea, déjate llevar" y luego "no puedes abortar, o irás presa", y más aún "mujeres conquistando espacios en la política" y luego, "miles de trabajadoras con sueldos de hambre" , "miles de abortos clandestinos". Mientras su doble standard esconde abortos clandestinos en un número de 200 mil al año, algunos de ellos realizados también en los barrios altos, y otras aborrecibles situaciones para miles de mujeres que son víctimas por no tener dinero. Es que estas frases, nos dicen que las mujeres trabajadoras, las mujeres pobres y estudiantes, las que vivimos una situación bastante distinta a la de las mujeres empresarias y ricas, no podemos esperar cambios que vengan del gobierno, porque además de no venir, no vienen porque nadie gobierna para proteger nuestros intereses.
Si hoy sigue existiendo "la prueba de amor", el "acostarse con él para que me ame", "estúpida, puta", las agresiones, no es sólo reflejo de algún tipo de sujeción que de luces de una falsa libertad, sino que son indicios de que la opresión sobre las mujeres que pesa de forma explícita en la sexualidad, que terceros tanto manipulan, se mantiene, hoy, sólo que sobre relaciones sociales más liberadas de las normas, en un sistema capitalista y patriarcal que mantiene estas y otras aberraciones. Pero no queremos normas rígidas, queremos espacios, acabar con la doble moral y la discriminación, queremos derechos, libertad para relacionarnos y vivir la sexualidad como queramos, y un 80% de las mujeres lo dice, "queremos también la píldora del día después y el aborto terapéutico".
Luchemos por el derecho al aborto legal, libre, gratuito y de calidad para evitar la clandestinidad.
Luchemos por anticonceptivos para toda mujer, para evitar embarazos no deseados y abortos clandestinos.
Basta de discriminación y doble moral. Por educación sexual sin la moral de la Iglesia. Por una sexualidad libre, donde nosotras decidamos. Basta de opresión sexual y de género.
Luchemos por nuestra liberación. Levantemos un movimiento de mujeres anticapitalista y revolucionario.
PAN Y ROSAS - TERESA FLORES